Yankillevich Czernik
Yankillevich Czernik Andrea Débora Tita [fue secuestrada DD] ¡Presente! Tita (CONADEP 5448, denuncia 3654. DNI 13.276.585, CI 6.342.931) nació el 21-3-57 en CF y fue secuestrada el 27 de julio de 1976 en Boedo 364, piso 11. Enviar fotos, cualquier información sobre Andrea a memoriayjusticialmagro@yahoo.com.ar El fresco y soleado 16-9-2010 hicimos la baldosa Tita es la menor de cuatro hermanos muy seguidos, de un matrimonio joven, militantes en su adolescencia del Partido Comunista. A ella desde muy chica le gustaba la poesía y sobre todo amaba a Nicolás Guillén y recitaba los poemas de Songoro Cosongo. Despierta e inteligente, emprendedora y solidaria, influenciada por sus tres hermanos mayores maduró velozmente y, entró en la militancia y el trabajo social en su temprana adolescencia. Primero alfabetizaba en villas de emergencia y después ya en el Liceo N° 4, empezó a militar en la Juventud Guevarista, con participación activa en la toma del colegio en 1975. Era tan menudita que siempre parecía muchos menos años de los que realmente tenía, y gracias a esta característica pudo salvarse en situaciones peligrosas. Pero a sus 19 años, en 1976, solidaria con su hermano que recientemente se había separado y estaba solo con su hija de dos años, fue a acompañarlo y, esa noche un grupo de tareas irrumpió para secuestrarlos. Fue vista (testimonios 2599 y 3655) en Coordinación Federal. Un par de meses y después se perdió todo rastro. Su hermano Gustavo apareció después de meses en Devoto a disposición del PEN, y, al cabo de casi un año logró salir al exilio. Desde entonces, y a pesar de todos los esfuerzos por encontrarla, no hemos tenido ningún dato más. Colocamos la baldosa el 18 de diciembre de 2010. Dedicamos, también el acto a la memoria de Adriana Calvo (fundadora de ex-desaparecidos y muerta días antes Recitamos un poema de Guillén y nuestros ¡Presentes! tuvieron la fuerza de siempre… Recuerdo tu buen humor… Tu condición tan menuda que te sirvió para escabullirte de la policía y que llevó a que la dire del Cole llame a mamá para avisarle que su hija se estaba juntando con chicas mayores que la podían meter en líos… Laura Yankillevich (hermana) Yo no militaba, bailaba y seguí bailando en el exilio. Me decían pequeño burguesa, pero, un día mi hermana quiso viajar y lo hizo con mi documento. Lloro y no olvidaré a mi compañera de cuarto (Ricardo y Laura tenían cada uno su habitación) en tanto hermana querida… No olvidaré jamás este horror… Gabriela Yankillevich Yo tampoco militaba y ya estaba exiliado cuando se llevaron a Tita. No hacía falta militar para caer en manos de las bestias y sus cómplices… Un 18 de diciembre, hace cuarenta y tres años, murió nuestro abuelo Abraham Czernik. Estoy escribiendo la historia de su familia masacrada en lo que hoy es Bielorrusia… Nuestro país se llenó de nazis que no fueron ajenos al Estado durante los ’70… Este homenaje también tiene que ser un freno al fascismo de algunos “vecinos” alentados por ciertos “políticos”… Diego (primo) Pablo (su pareja) y nosotras Carmen y Mumi (las amigas que compartimos con ellos los últimos años) no podemos olvidar su sonrisa y su ternura. Va una poesía de despedida: Me despido de este país. Me despido de mis amigos, de mis enemigos. Amigos. Sólo quiero recordarles que no dejen de ser mis amigos. Sólo quiero recordarles que no me olviden a la marcha del tiempo, a la marcha del tren en que me vaya que borran las huellas de la amistad lejana. Marcelo Gelman ¡Presente! Los que comparten un encuentro no son los mismos que antes. Hoy soy lo que compartí con Tita… Ella creció adentro mío… Gise (amiga) Yo estaba preso cuando cayó Tita. Recuerdo su aparente fragilidad y su humor no interrumpido siquiera por un mal de amores ¡Qué lo tuvo! Entré a la familia Yankillevich desde mi noviazgo con Laura (en ese entonces lo llamábamos pareja). En su hermoso duplex de Hipólito Irigoyen se respiraba cultura y libertad. Allí estudiábamos y planeábamos algunas salidas que, la mayoría de las veces se frustraban porque teníamos que ocuparnos de repartir volantes o trabajar en una villa. En ese entonces, a nadie se le ocurría presentar como “enemigo” a un boliviano… Entiendo a Gabriela (ella y su hermano no militaron y eso no les ahorró dolores) Comprendo cuando ella habla de horror, nos cuesta a todos entender la magnitud del genocidio… La entiendo y la quiero como quise a toda esa familia (tan distinta a la mía: en la casa de Betty -su madre- no teníamos que pedir permiso para abrir la heladera y hacernos un sándwich) Entiendo a Gabi, pero no le pido disculpas, el genocidio es responsabilidad del terrorismo de Estado, no de los militantes populares… Hugo Soriani (amigo) Coincido con Hugo sobre la hospitalidad de los Yankillevich. Desde los ocho años fui amiga de Tita. La noche que se la llevaron, ella ayudaba a su hermano -recién separado- a cuidar a su sobrina y me invitó a quedarme. Tenía que estudiar, de otro modo hoy estarían poniendo dos baldosas… Le recuerdo con todo cariño a Gabriela que nosotros no militamos, pero una vez respondimos a la invitación de Tita y fuimos a una escuelita. Después descubrí que el libro forrado que leíamos era El Manifiesto. Gabi fue una vez sola… Quiero agradecer a los vecinos de Almagro por permitirnos compartir estos recuerdos alegres y tristes…