Cervera Novo Luis, Arano Juan, Gomez Ricardo, Roman Carmen

By Anónimo on 30 January 2012 |

Barrio: 
Balvanera
Dirección: 
Argentina

 

Cervera Novo Luis Justo Agustín; Arano Basterra Juan Cesáreo (César) Gómez Ricardo Isidro y Román de Iglesias Carmen  Candelaria [fueron secuestrados DD]  ¡Presentes!

Luis (49 años, español, casado, 5 hijos. CI 5.765.478, CONADEP 1072, declaración 1927)

                                                  Viajes del corazón

Amaneció tranquila, sin imaginar que ése sería el día. Lavó la ropa, la colgó, luego entró y se sentó. Estaba mareada, pero el sol de la mañana la alentaba a continuar. Quiso barrer pero esta vez no pudo.

-¡Leandra!- gritó preocupada.

-¿Qué pasa?- contestó su hermana.

-¡Ven, apúrate! ¡No aguanto más!- se quejó Luisa.

-¡Pero mujer, acuéstate en la cama, que voy a llamar doña María!- le ordenó.

La comadrona llegó enseguida. Subió las mangas de su camisa, pidió una palangana de agua caliente, unos trapos limpios y se sentó frente a Luisa, que respiraba agitada.

-¡Vamos hija! ¡Fuerza! ¡Que este crío tiene ganas de salir ahora mismo!- le aseguró confiada.

-¡No puedo más!- dijo desesperada.

-Tranquila mujer, respira profundo y ¡puja con ganas!- arengó con firmeza.

En menos de una hora, el estallido del ansiado grito recorrió las paredes de la habitación, mientras las tres, exhaustas, contemplaron a la criatura en silencio.

 -¿Y qué nombre le pondrás a mi sobrino?- preguntó Leandra a su hermana, rompiendo la calma.

-Luis…sí, lo llamaré Luis-respondió ella, emocionada.

      

Luisa[1] había perdido a su madre cuando era pequeña. Su ausencia hizo que Cayetano se transformara en un padre hostil con muchos desaciertos, de los cuales uno fue el decisivo para torcer el rumbo de la historia.

-¿Cómo que te vas?- preguntó desconcertado.

-Sí padre, si la única solución es mandarme al convento… tendré que armar una vida nueva en otro lugar…-insinuó preocupada.

-¿Y a dónde irás? ¿Con quién? -la interrumpió desesperado.

-Leandra está dispuesta a viajar conmigo a América…-agregó dubitativa.

-¡América! Tú no tienes idea… ¿cómo te arreglarás? Eres una joven madre soltera y para colmo analfabeta…-dijo, decidido a herirla.

-Hace tiempo que crecí a la fuerza y si mi hijo no tiene un padre es porque usted no lo permitió. Además no es una ofensa ser analfabeta- agregó muy resentida.

El barco partió muy temprano. Argentina fue el país elegido para el futuro de su hijo.

Durante los tres meses de travesía, Luisa alimentó la secreta esperanza de encontrar en Buenos Aires el refugio necesario para su corazón.

-¡Vamos, hijo, que no llegamos! –gritó nerviosa.

-Mami ¿me atas los cordones? –dijo Luis apoyando sus zapatos recién lustrados.

-¡Cuidado, que me ensucias el vestido! –coqueteó alborotada.

 La unión de Luisa y Ramón representaba el triunfo de la pequeña madre aventurera, sobre la dura sentencia dictada por Cayetano, cuatro años antes. Los novios irradiaban felicidad y el pequeño Luis era cómplice de aquel tierno pacto de amor, que años más tarde le regalaría a sus dos hermanos, Alfonso y Olga .Ramón también había llegado solo a América en busca de bienestar para él y su familia, residente en Galicia. Pero la vida le puso a Luisa en el camino y comprendió que su destino estaba allí, junto a ella...junto a Luisa.

 

-Has sido un buen hijo, un excelente hermano, un alumno ejemplar, un muchacho trabajador -enumeró Luisa lentamente- pero esto no…no lo puedo concebir.

-Mirá vieja -interrumpió Luis- esto es algo que siento, que no lo puedo evitar…

-Pero tú ya sabes, en España murió mucha gente por esta causa, y me costó mucho venir a la Argentina para lograr tener una familia como ésta.

-No voy a cambiar de opinión. Si me afilié al Partido Comunista no es para hacerte sufrir, al contrario es para cambiar el mundo injusto en el que vivimos- sentenció Luis, el militante.

-Yo sabía que tu cuñado te iba a enganchar. Haydeé no tiene la culpa, las ideas raras son de su hermano- contestó resignada.

Esa sería la última charla que tendrían sobre el tema. Luisa adoraba a su hijo y no podía enemistarse con él, sus hermanos oían sin opinar, sólo querían paz.

Luisa fue una abuela muy joven. Su hijo repitió la historia, pero tuvo la suerte de ser respaldado por su madre. Haydeé y Luis tuvieron cinco hijos y un amor incondicional…

… Hasta que el espanto se adueñó de ellos y sobrevoló hasta impactar en el corazón de aquella familia.

-¿Cómo que desapareció?- increpó Luisa desesperada.

-Tranquilícese. Seguro lo largan en unos días, es cuestión de esperar- dijo Isidoro, el compañero de Luis, para intentar serenarla.

Haydeé, paralizada por la noticia, casi no hablaba. Con sus manos temblorosas sólo atinó a firmar el primer habeas corpus, mientras sus hijos discutían cómo sobrellevar aquella inesperada situación.

Con el secuestro de Luis, la familia se desplegó como un abanico. Luisa fue el bastón de Haydeé, la apoyó con entereza hasta el último momento. Sus hermanos corrieron por caminos diferentes. Alfonso hizo varios intentos, inclusive algunos lejos de la legalidad, por recuperar la libertad de Luis. Olga, en cambio, atemorizada por los hechos se alejó, tragó todo su dolor y lo cargó en su mochila, para siempre.

-Lo más importante es la muestra de sangre. Además de fotografías, necesitaríamos fichas odontológicas, descripciones de fracturas u otros accidentes que hayan dejado alguna marca ósea- agregó Daniel.

-¿Puede ser mi sangre o la de mi padre? preguntó inquieta.

- Para el ADN lo más seguro es la vía materna, imagino que la madre ya no vive pero ¿tiene algún hermano? indagó Daniel.

-Sí, una hermana- recordó María, algo dubitativa.

-Mejor si es mujer ¿Habrá posibilidades de sacarle una muestra? -preguntó  entusiasmado.

-Luego de la desaparición de mi abuelo, la familia se distanció mucho. Yo tenía diez años la última vez que la vi, pero supongo que podré ubicarla a través de mis tíos.

Durante muchos años no habló con nadie sobre el tema, sus amigas ignoraban que Olga  tenía un hermano desaparecido, su madre ya no estaba, su esposo tampoco. Su corazón estaba dormido hasta que apareció esa llamada tan inesperada. Era María que quería charlar con ella.

Sorprendida de sí misma, Olga, ahora tenía ganas de recomponer el rompecabezas de sus afectos, durante años anestesiado.

-¿Qué acordás de mi abuelo?- preguntó María con ansiedad.

No te das una idea lo que lloré a mi hermano, noches enteras pensando en él.

Luis me crió. Colaboraba mucho con mamá, cocinaba, limpiaba. A nosotros nos cambiaba y nos llevaba a la escuela mientras mami cosía…- narró Olga con la mirada perdida mientras cebaba el mate dulce.

-¿Y la bisabuela cómo aguantó tanto dolor?

-Desde chica tuvo que armarse de coraje, la vida la hizo dura pero en algún lugar de su corazón escondía mucha fragilidad. Creo que de todas sus pérdidas, la que la  fulminó por dentro, fue la de Luis.

María se sorprendía de la similitud de Olga con su bisabuela. Sus gestos, su voz, hasta la manera en que cebaba el mate, le hacían sentir que Luisa estaba allí presente.

La charla fue compulsiva. Había que recuperar el tiempo perdido hasta que el agotamiento de sus pupilas y la sequía de sus cuerdas vocales, dijeran basta. Y así fue, se despidieron a la espera de una decisión que Olga no estaba segura de tomar.

Pasaron varios días y su cabeza no paraba de pensar. El aluvión de imágenes del pasado gobernaba su mente. Esa noche, se sentó frente al espejo e intentó mirarse. No pudo. Tomó el peine de aliado y acarició su pelo hacia atrás. Dejó el peine y comenzó a recorrer con las manos frágiles su cara. En sus arrugas pudo observar el paso de los años, en su nariz y en la forma de sus mejillas pudo reconocer a su madre, en sus labios pudo revivir besos felices, maternales, pasionales… y en sus ojos pudo ver escondida la tristeza. Bajó la vista, porque sabía que tras esos ojos secos, aguardaban lágrimas congeladas por el tiempo. Pero su mirada volvió, esta vez sin miedo, a desafiar al espejo. Pensó en su madre, pensó en su hermano, pensó en María...

Marcó el número y esperó, al escuchar su voz se alegró, firme y serena le comunicó su decisión: Estoy a tu lado María, hasta que el cuerpo aguante buscaremos juntas a LuisMariana Cervera Novo

 

Mi rompecabezas

A fin de Junio, se tomó la decisión tan dilatada.  La ceremonia fue sencilla, serena, triste... Ellos están allí, unidos por aquel pacto de amor y lucha que les tocó protagonizar en vida. Yo estoy aquí... viviendo sensaciones antagónicas de dolor y de dicha.

Tenía siete años, era el cumpleaños de Chiquita. Así solíamos llamar a mi abuela Haydeé. La comilona familiar había finalizado, los hombres conversaban, mientras las mujeres preparaban el café. Mi hermano dormía su siesta y yo, aburrida,  jugaba en la habitación de mi abuela. El frío de agosto hacía nostálgico y gris el domingo en que tuve una inocente charla con mi madre, que aún hoy sigue latente en mi memoria... 

-Mami ¿dónde está el abuelo?

- En Misiones, Mariana.

-Y... ¿por qué no viene?

-Porque hasta que no termine con su trabajo no puede regresar.

-¿Y por qué no escribe?

- Está muy ocupado, no descansa, para terminar pronto y regresar... ¿Querés escribirle?

-Sí, ¿puedo escribir ahora?

-Sí, mi amor, mañana mismo se la envío por correo.

Aquel diálogo no colmó mis expectativas. La incertidumbre rondaba mi mente. Era extraño que mi abuelo, tan afectuoso, no diera señales de vida, por más ocupado que se encontrara...

Transcurrió un año desde aquella conversación. Creía en los motivos que justificaban su ausencia, pero algo extraño presentía. Esta vez fue mamá quien decidió conversar conmigo.

-Hay algo que queremos contarte con papá...

-Entonces... ¿por qué no está papá?

-Papá está muy triste, no sabe cómo decirte lo que pasa con el abuelo...

-Me imagino. Por eso la abuela está tan triste...

-¿Qué te imaginás?

-¡Que los abuelos se separaron!

-¡No! a Luis lo detuvieron los militares. Se desconoce  el lugar  donde está.

-Pero ¿qué hizo el abuelo? ¿Le robó a alguien?

-No, Mari ¡jamás haría eso! Protestaba por  las injusticias que existen en el país y ahora está desaparecido...

-¿Desaparecido? Suena rara esa palabra, no la entiendo...

- Para nosotros, los grandes, también es extraña.

-Pero él va a volver con nosotros... ¿No es cierto?

-¡Sí, mi amor! Por eso la abuela escribe muchas cartas y la acompañamos a las misas. Pronto va a aparecer...

Cursaba tercer año de la escuela secundaria. Los momentos más tensos comenzaban a formar parte del pasado. Ya un poco más relajada, podía manifestar lo sucedido con mi abuelo. Mi historia personal y el fervor de la incipiente democracia, me habían impulsado a participar con convicción en el centro de estudiantes. El ámbito elegido: la Comisión de Derechos Humanos. En 1985, se proyectó en vivo y directo en el colegio, el memorable juicio oral a las ex Juntas Militares. Ese año mi abuela entró en una profunda crisis depresiva. El hilo de luz y esperanza del cual se aferraba, ahora había desaparecido. Mi familia, como el país, se encontraba resquebrajada, como un rompecabezas al que le faltaban piezas insustituibles... había que rearmar el rumbo, pese a las ausencias. Era verano, el calor sofocaba. Decidí ir a visitar a la abuela. Desde hacía un año se recluía en el departamento por el malestar de su enfermedad. Su tristeza contaminaba... aunque en aquel momento necesitaba charlar con ella. Había resuelto homenajear al abuelo, escribiendo su historia. No sabía cómo iba a reaccionar ella, pero anhelaba que esta idea actuara como remedio a tanta nostalgia.

-No sé cómo te va a caer esta propuesta. Ahora soy periodista, no tengo excusas para no hacer un libro que cuente la historia del abuelo... vos ¿qué pensás?  Quedó pensativa y en silencio. Finalmente contestó:-Sí, me parece una linda idea.

-¿Estás dispuesta a ayudarme?

- ¿Y en qué te puedo ayudar?

-Contándome cómo lo conociste, cómo era, mostrándome fotos y cartas que conserves de él...

-Bueno, menos las cartas de amor... es lo único que  quiero llevar conmigo el día que muera.

Y se rió con mezcla de emoción y picardía ante las testigos cómplices que la escuchábamos.

Esa tarde resultó ser uno de los encuentros más agradables que mantuve con la abuela.

Salí junto a mi hermana prometiéndole a Chiquita y su hermana Hebe, que pronto volveríamos a realizarles una entrevista formal.

En el  tramo final de su enfermedad, Haydeé expresó el deseo de ser cremada junto a sus cartas, para que sus cenizas se diseminaran en el Río de la Plata.

Este anhelo tan entrañable respondía a la fantasía de que el cuerpo de Luis, habría sido arrojado por los militares al río en los  vuelos de la muerte.

Llegué con miedo a desmoronarme, pero no podía. Allí estaría su hermana del alma, quebrada en llanto.

Hebe abrió la puerta y nos confundimos en un abrazo. Atrás, mi padre, calmo y sereno pero con la mirada triste. Luego de la catarsis, comenzamos a reaccionar.

-¿Qué van a hacer? ¿La van a velar?

-Creíamos que no era necesario, solamente respetando su voluntad de cremarla, bastaba. Pero nos dimos cuenta que queríamos hacer el duelo que no pudimos hacer con el viejo...

-¿Alguien sabe dónde están las cartas?

-No, la verdad que no... Tendremos que revisar.

-Quizás estén en la caja de fotos, vamos a buscar...

De todas las fotos, fue una la que más hondo llegó al profundo mar de mis recuerdos. Sus caras,  frescas y alegres, gozan de la naturalidad que tanto extraño.

No sólo a mí me impactó, mi padre la llevó al acto del aniversario del golpe militar en la ESMA.

El 24 de marzo del 2004 ante un reclamo histórico de los familiares de desaparecidos y organizaciones de Derechos Humanos, el presidente Néstor Kirchner en un multitudinario acto, declaró a las instalaciones de la ESMA  como Museo Histórico de la Memoria.

Las rejas que rodean aquel ícono de horror e impunidad, estaban vestidas de fotos de toda una generación de soñadores, de revolucionarios. Y allí están Luis, el ferviente militante comunista y  Haydeé, su compañera incondicional de toda la vida.

Todavía faltaba el momento más sublime y sagrado de esta historia.

-Pa ¿cuándo llevan al río las cenizas de la abuela?

-Tenemos que  fijar un día.

-¿Van a ir  solos?

- No lo sé.

Considerar eterna a mi abuela, coartó la posibilidad de entrevistarla

Entonces decidí visitar a su hermano  Antonio y compañero de lucha de Luis. Hasta ese momento no había valorado en su real magnitud a esa mujer. La carta que él le escribió, me deslumbró.

 Los seres humanos somos complejos, cuánto nos cuesta conocer a los seres más queridos, a los que tuvimos durante una vida a nuestro lado. Se mezclan la soberbia, muchas veces la subestimación del otro y como conclusión, todo ello cuesta dolor y lágrimas. Chiquita era modesta y silenciosa, característica que posiblemente nos llevó a subestimar su carácter que mostró a través de los golpes que le infligió la vida... Su existencia no fue fácil: la pérdida de dos hijos, la de Luis y la de su nieta. Sin embargo aguantó todo a pie firme... Una infinita pena recorre mis venas, me quiebra, me desnuda íntegramente dejando expuesta por completo toda mi fragilidad. Y una profunda satisfacción me invade, me revoluciona y me serena. Ya está... reconozco las piezas que me faltan y construyo otras nuevas para el rompecabezas que tengo anclado en la memoria. La vida me llama a brindar por ellos y por los otros, yo les respondo con inmensa gratitud.  Mariana Cervera Novo



 

Memoria

Buscar en la memoria

ancestral, cercana.

Buscar ¿qué?

Palabras, imágenes, recuerdos

una vida

un momento ¿cuál?

Buscar entre los muertos

entre los muebles viejos

en sobres olvidados

en perfumes antiguos.

Buscar, golpear puertas, dolores, incertidumbres.

Buscar, la palabra desconsolada

una mirada

las raíces, los sabores, los sentidos

otra cara, otro cuerpo

manos parecidas a mis manos.

Buscar rastros, escondites, cáscaras

Buscar en la memoria

entre las piedras

Cavar túneles, escarbar en los libros

en las mareas, en las plazas, en los marcos.

La memoria

un camino

pasos en un pasillo

un niño que se acerca

llantos

un hombre que se aleja

llantos

imágenes

territorio, polvo, charco, cielo

almíbar dulzón

misterio

gestos repetidos hasta el cansancio



 

 



 

Despojados

Espacios despojados vacíos en donde habita la muerte

prisioneros del horror

el abandono y el asco

un número encapuchado

Hay poco Dios en este sótano

poco

pero nos mantiene vivos.

La cabeza pateada

manos y llantos atados

las palabras mordidas

y las botas marcando el paso.

El mundo en los pies

que los ojos tapados no ven

hermanados por el silencio

y esos gritos que no se olvidan

Hay poco Dios en este sótano

poco

pero nos mantiene vivos.

Capucha volando hacia la muerte

como un pájaro en picada cayendo al río

 

Juventud que se pierde

y un pañuelo blanco dando vueltas en la plaza

buscando

esperando

esperando al que no vuelve

Abrazo del presente que nos acerca al pasado

despertando el espanto

entre ruinas y escombros

Tanta mentira que robó sueños

Tanto olvido que borró nombres

que se llevó amigos, parejas, hijos, hermanos

Hay poco Dios en este sótano

poco

pero nos mantiene vivos

vivos como la memoria

si alguien se anima y recuerda

la amarga pesadilla

              de esta historia.



 

Un hombre. Una época

Por la alegría he vivido, por la alegría he luchado, mantengan mi nombre unido a la alegría  Julius Fucick

Para hablar de una persona hay que remitirse al momento y al lugar en que le tocó actuar…

Luis  Cervera Novo, nació el 5 de agosto de 1927 en Barcelona, España. Su madre Luisa lo tuvo muy joven y soltera. 

Al poco tiempo, ella rearmó su vida en Buenos Aires junto a Ramón Caldelas con quien tuvo dos hijos: Alfonso y Olga. Luis cuidó a sus hermanos con responsabilidad y afecto. En su adolescencia trabajó en un almacén, hacía el reparto a domicilio, con lluvia, barro o sol. Eran épocas  de trabajo infantil, crisis, fraude, ganancias fabulosas para los de siempre, miseria para la mayoría. La relación con Luis comenzó cuando se puso de novio con mi hermana Haydée. Más tarde se casaron y tuvieron cinco hijos. Yo militaba en la juventud comunista e intenté sumarlo a sus filas. Al principio, no quería saber nada con la militancia pero finalmente se incorporó con mucho fervor. Trabajamos juntos en  la textil Productex donde Luis comenzó su lucha gremial. Sacó  un periódico llamado La Pelusa que expresaba las reivindicaciones obreras. En esa época muchos trabajadores vivían en las villas, cada tanto invitaban a sus compañeros a asados amenizados con música de las provincias. Entonces no existía delincuencia en los asentamientos, ésta llegó después de la  mano de punteros políticos, policías corruptos y traficantes de todo tipo. Luis fue despedido y, sin perder tiempo, continuó su labor en otras fábricas como Hidrófila. Más tarde incursionó en el gremio de la construcción, donde se desempeñó como oficial cementista. Dentro de la estructura partidaria, comenzó como Secretario de organización del Comité de Lanús. Colaboró en el Comité Provincial y finalmente, se destacó como funcionario en la Comisión de organización y propaganda del Comité Central.

Esta tarea le implicó viajar mucho al interior y en dos oportunidades a países socialistas. Era una persona muy activa, de carácter fuerte. Tuvo  alegrías y duros golpes en la vida. La pérdida de su hijo Jorgito, de su hija Betty y, con ella de su primer nieto, constituyeron heridas imposibles de cicatrizar. Pero su amor profundo a la vida y a la causa, le dieron la fuerza necesaria para empujar a su compañera Haydeé a salir adelante. El año de su secuestro había conversado con su hijo mayor la posibilidad de festejar con todo sus 50 años, el atroz operativo del 20 frustró este proyecto entre tantos, frustró esta vida entre tantas. Lamento que nuestra relación no haya sido más profunda, quizás porque aún no nos desprendimos de los prejuicios y limitaciones de la sociedad en que vivimos.  Luis no fue un dios (nadie lo es) simplemente fue un hombre de carne y hueso con virtudes y defectos, que tuvo ideales y fue consecuente con ellos. Siempre fiel al camino elegido, fiel a sus sueños, fiel a sus afectos, fiel hasta en los momentos finales ¡Hasta siempre Luis!

En tus 30 primaveras de ausencias,

florecieron diez nietos que

preguntan y reclaman.

Y también creció la renovada esperanza

de construir 30.000 veces

la patria que soñaste   Antonio, tu cuñado.  

 

César (49 años, casado. LE 4.225.849, CONADEP 268, declaración 1929)

César -como todos solían llamarlo- nació el 30 de septiembre de 1927 en Capital Federal. Sus padres, Juan Gregorio Arano y Saturnina Basterra, se casaron en 1920 y tuvieron dos hijos: César y Celina. El abuelo paterno había llegado de España para instalarse como peón en Olavaría.

Con el tiempo, él y su mujer fueron progresando en la actividad agropecuaria y entablaron una gran amistad con la familia Basterra del pueblo vecino de Azul. Esta relación unió en matrimonio a Juan Gregorio y Saturnina, que se establecieron en el campo que llevaba su apellido. Arano es un  pueblito lindante al de Rivera, ambos pertenecientes al Partido de Adolfo Alsinaen de la provincia de Buenos Aires.

Para los dos partos, Saturnina eligió viajar a Buenos Aires para asistir mejor a sus hijos. César y Celina disfrutaron del campo hasta la adolescencia. Cuando César cumplió 14 años se establecieron definitivamente en Buenos Aires. Apenas arribado a la ciudad, comenzó a estudiar el bachillerato en un colegio privado de la calle Rivadavia y Paso.

Una vez finalizada la secundaria inició la carrera de abogacía en la Facultad de Derecho y luego empezó a trabajar en la Compañía de Seguros Aconcagua. Un amigo de César, el abogado Jorge Lucio Rébori (también secuestrado el 01/02/77) lo afilia al Partido Comunista. A partir de entonces participa intensamente en la actividad gremial hasta que es cesanteado. Tiempo después asume el cargo de secretario de organización del PC de Barrio Centro de Capital.

En 1968 César se casó con Zulema, también afiliada al PC, y con ella vivieron muchos años felices e intensos, la vida no les pudo regalar hijos. Pero ocuparon su tiempo no sólo en las fuertes convicciones de la militancia, sino también en los grandes placeres de la vida. César era un amante de la música clásica, un ferviente lector, se deleitaba jugando al ajedrez junto a su amigo Rébori. También era un apasionado del deporte, se había asociado a un club del Tigre para practicar remo. Algún que otro fin de semana, gozaba con internarse en el delta a remar, además de su ejercicio semanal en el club de Gimnasia y Esgrima. Zulema siguió pagando la cuota social de ambos clubes hasta muchos años después de la desaparición de su marido, con la secreta esperanza de que Arano retornaría algún día.  César fue un hombre muy querido por sus compañeros, Marcos Wollman dedicó un poema al amigo desaparecido. Carlos Polsky aún agradece la lealtad de César que le permite hoy seguir vivo. Miguel Añese acompañó fielmente a Zulema en la dura batalla que libró durante tantos años para encontrar a su marido. Y luego convenció a Celina para dejar su muestra de ADN en el Equipo argentino de antropología forense. Pasaron 30 años esta ausencia indigna, 30 años del reclamo colectivo, y con ellos la renovada esperanza de lograr verdad y justicia.

 

 

Ricardo (35 años, soltero, electricista, CI 5.001.621, CONADEP 2237, declaración 1938)

Se llamaba como el padre, Ricardo Gómez. Carmen Feans, lo había dado a luz el 3 de marzo de 1942, en la ciudad de Buenos Aires. La única hermana de Ricardito, también llevaba el nombre de la madre. Ricardo (padre) fue un legendario militante comunista y obrero ferroviario. El mandato familiar o tal vez las propias convicciones, hicieron que Ricardo hijo se afiliara al Partido Comunista y militara en el barrio de Liniers.

Desde pequeño fue un experimentador nato y su curiosidad desembocó en el oficio de electricista. Como  suele suceder con los hijos menores, fue el consentido de la madre, un poco por el asma un poco por la comodidad de seguir siendo el nene de la casa. Su hermana Carmen se casó y le regaló a Ricardo una sobrina, con la que compartió una estrecha convivencia hasta los cinco años. Él siguió cómodo y soltero viviendo con sus padres. Carmen hija se radicó en Córdoba embarazada de su segundo hijo. Ricardo pensaba viajar para el nacimiento de su futuro sobrino pero nunca pudo llegar. El 20 de mayo de 1977, mientras salía del local del Partido Comunista de la calle Callao, fue embestido por un nefasto grupo de tareas que lo secuestró junto a otros seis militantes más.

Ricardo quedó en la cruel nómina de los cuatro desaparecidos y no pudo conocer al bebé de su hermana, que finalmente nació en Córdoba el 22 de mayo de 1977.

Desde entonces la lucha incansable de sus padres y hermana continuó hasta estos días. La fortaleza de Carmen madre se asentó en una firme militancia dentro de Familiares. Pero el juicio a las Juntas rompió su entereza y no pudo escuchar los testimonios. La búsqueda de su hijo de 35 años, la hizo remover cielo y tierra, hasta que el cuerpo le dijo basta. Carmen hija tomó la posta hasta que el olvido y la impunidad lograron quebrarle el alma, pero dejó tres hijos: Paula, Ramiro y Dolores, que ahora se preguntan por las piezas sueltas de esta historia.

Paula fue la única sobrina que conoció Ricardo y lo recuerda con una chispa de alegría para contrarrestar tanto dolor… mi tío era una persona callada e interesada por cosas muy diversas. Le gustaba el ajedrez y me enseñaba a jugarlo mientras vivíamos juntos en la casa de mi abuelo. Yo tenía 5 años y él 30, cuando nos fuimos a vivir con mis padres a Córdoba. No volvía a verlo, pero le escribí cartas. Él ya había sacado el pasaje para viajar a Córdoba para conocer a mi hermano que estaba por nacer. Cuando me enteré que al tío lo habían secuestrado, me preocupé -con la ingenuidad de una niña de 10 añospor el dinero del rescate. Ricardo no fue un alto dirigente ni mucho menos. La verdad, es que lo único que tuvo  en común con el Che, fue el asma que cargó desde chico. Mi abuela con todas las ansias de curarlo, lo llevaba a respirar el vapor de las máquinas en Liniers o a hacer gimnasia a un parque de la zona. Así pudo Ricardito superar las crisis asmáticas, aunque siguió viviendo hasta los 35 años junto a su pa y ma en la casita de Francisco Álvarez. Cuando el abuelo escribía a Córdoba era muy divertido enterarse que el tío calentaba su colchón con el secador de pelo, antes de irse a dormir en las noches de invierno. Mi mamá siempre se apoyó en su hermano, y lo añoró como a un compañero que ayuda en la necesidad... Quise con todo mi corazón a mi tito -como yo le decía- el 20 de mayo de 2007 se cumplirán 30 años de su desaparición y mi hermano Ramiro, dos días después cumplirá 30 años de vida… ¡Qué eufemismo cruel!

 

   Carmen (36 años, 2 hijos, empleada CI 4.727.310, CONADEP 4456, declaración 1926)

Carmen Candelaria Román nació el 19 de octubre de 1941 en Capital Federal. Era la hija mayor de Fernando Román y Estela Marchicceli, junto a su hermano Pepe se criaron en el conventillo de la calle Gazcón al 1100. Sus padres eran muy humildes y trabajadores, de origen peronista. Don Fernando -oriundo de Tucumán- fue primero obrero metalúrgico y luego cerrajero. Estela, en cambio de sangre siciliana, era empleada doméstica.

Carmencita creció en un ámbito de trabajo y sacrificio, estudió Perito Mercantil en la Escuela de Comercio N° 8. Al finalizar la secundaria quiso ingresar en la Facultad de Medicina pero fracasó su intento y al poco tiempo, comenzó a trabajar como empleada bancaria. Por entonces Kity, una vecina del conventillo, la afilió a Carmen al Partido Comunista.

Si bien su madre no estaba muy de acuerdo, no se oponía a la militancia de la hija. Don Fernando, ya separado de su esposa Estela, veía con mayor entusiasmo la participación política de Carmen. Su actitud militante, solidaria y sencilla, imponía un sentimiento de respeto y afecto entre sus pares. En un campamento que realizó el Partido, conoció a Marcelo -quien se convertiría en el padre de sus dos hijos- en ese momento sólo conversaron. Un año después se encontraron en un café y la relación cambió de rumbo. Todo fue muy vertiginoso, el noviazgo avanzó y  la pareja se consolidó. En pocos meses, Estela organizó una gran fiesta en el conventillo para agasajar a los novios. Si bien don Fernando era un poco reticente a esta relación, con la llegada de su primer nieto aceptó definitivamente esta unión. La vida familiar de Carmen se desarrolló tan intensamente como su militancia política.

Con el ímpetu que la caracterizaba, organizó a las mujeres del barrio de Congreso, en los inquilinatos como el de la calle Libertad al 200 ó en el Palomar de Corrientes al 1200. También participó en la lucha de las obreras del vestido en Suixtil, al igual que en el Club Unione e Benevolenza y junto a las trabajadoras bancarias, telefónicas y de comercio. En 1970 nació el segundo hijo de la pareja. Marcelo le propuso a su mujer dejar el trabajo en la banca cooperativa para  dedicarse a los niños. Carmen aceptó pero no abandonó la actividad partidaria. Poco tiempo después comenzó su labor como secretaria de Jesús Mira, impulsando la solidaridad con los presos políticos. En 1975 una vez fallecida Estela, luego de una prolongada enfermedad, Carmen recibió regularmente la visita dominguera de su padre -quien años más tarde mantendrá tenazmente junto a su yerno, la lucha por la aparición de su hija-. El 20 de mayo de 1977 el siniestro operativo detuvo la vida de Carmen en el pasado, pero el recuerdo latente de su compañero Julio perduró durante 30 años para no olvidar a aquella gran militante: Hay un episodio que ilustra claramente el coraje que ella tenía. Durante la época de Onganía, Carmen bajó del subte y observó cómo cuatro uniformados maltrataban a un joven que se resistía a su detención. Sin dudarlo un instante, ella comenzó a golpear con su cartera a los policías. Esa actitud espontánea le valió un mes y medio en la cárcel de mujeres. Carmen era así, afectuosa, humilde y muy valiente. Un gran amigo de Carmen, Marcos Wollman, se suma a la evocación con esta descripción: era de una grandeza oculta, de tibia mirada y de firmes convicciones que tenía dos pasiones su militancia y sus dos hijos: Fernando y Pablo.

TANGO 13 Fernando Iglesias (hijo mayor de Carmen Román)



 

Cuando cerraste

tras de ti

aquella puerta carmesí

y presentí

que ya no te vería nunca más

que no tendría la canela de tu piel

tu abrazo perfumado, tu calor

y la perlada luz de tu reír

como un tajo

en todas las cosas

se me partió el mundo

y aturdido de espuma rabiosa

de ola que choca

y todo lo arrastra

hacia el fondo del mar

me quedé drogui

pescado de sal

¿Dónde estará tu almita buena,

dónde estará?

Y aunque te llevo

conmigo, como sombra

en cada paso

que doy con tu latido

a veces te sueño

en un cóctel raro

de amor y dolor.

Qué chacales bestiales de la noche

te robaron de mí

Mamá

Mamita mía.



 

 

Fueron secuestrados a la salida del local del Partido Comunista (Callao 274) el 20-05-77. El operativo conjunto de la DINA y el ejército argentino, estaba destinado a apropiarse de los fondos del PC chileno.

Enviar  cualquier información sobre Luis, César,  Ricardo y  Carmen a memoriayjusticialmagro@yahoo.com.ar

 

HOMENAJE EN EL PC DE LA CAPITAL Con la presencia de familiares de compañeros desaparecidos, se realizó un cálido homenaje en la sede de los comunistas porteños


El viernes 19 de mayo se llevó a cabo en el Comité Capital del PC un acto de homenaje a los compañeros Carmen Candelaria Román, Juan Cesáreo Arano, Luis Justo Agustín Cervera Novo, Ricardo Isidro Gómez, quienes se encuentran desaparecidos desde que el 20 de mayo de 1977 fueron secuestrados a la salida de esa sede partidaria. La emotiva ceremonia en la que estuvieron presentes referentes políticos, de la cultura y familiares de desaparecidos, comenzó con las palabras del periodista Herman Schiller, quién al hablar de los camaradas sentenció: no pudieron desaparecer sus sueños y sus proyectos porque ellos están en la lucha cotidiana. También se dieron cita familiares de los camaradas desaparecidos, a quienes el secretario del PC Capital, Marcos Wolman, entregó un pergamino recordatorio.

Aún resuenan las voces de nuestro pueblo clamando por Memoria, Verdad y Justicia al cumplirse el 30 Aniversario del golpe de Estado. Desde aquel 24 de marzo de 1976 se puso en práctica el plan del imperialismo yanki para nuestro país y toda América Latina. El propósito era imponer un proyecto de enajenación nacional y social, cuyas consecuencias continúa hasta nuestros días.

La dictadura genocida puso en marcha el plan de reestructuración; las bases del neoliberalismo se asentaban en el terror: prisioneros clandestinos, condenados sin juicio, muertos sin sepultura. Se trataba de eliminar a cada oponente, de destruir los lazos de solidaridad y los sueños por los que aquella generación luchaba.

En esa larga noche, 30.000 compañeros fueron arrebatados de sus casas, de las fábricas, de los talleres y oficinas, de las aulas; fueron chupados en las calles, cuando militaban la vida. Ciento treinta y seis camaradas de nuestro Partido fueron desaparecidos, 36 fueron asesinados, 500 compañeros sufrieron detenciones permanentes, mientras otros 5.000 fueron represaliados y despedidos de sus lugares de trabajo e incorporados a las listas negras. Aquí, en este local que alberga al Comité de la Capital, la represión dictatorial se hizo presente en las primeras horas del golpe, baleando el frente, atacando a nuestra casa y a nuestros compañeros, para intimidar a quienes, a pesar del horror, continuaban luchando por la vida, la justicia, la libertad y por todos los derechos de nuestro pueblo. De aquí, de este local que alberga al Comité de la Capital salieron, un 20 de mayo de 1977, siete compañeros militantes del Partido Comunista. Ellos luchaban, desafiando al terror, por el pan y por la rosa. Fueron detenidos, torturados y cuatro de ellos continúan hasta hoy detenidos desaparecidos. Se los llevaron. Quisieron negar su existencia, ocultar sus cuerpos, pero no pudieron desaparecer sus sueños de justicia, de liberación, de Socialismo. Ellos están en la lucha cotidiana y en nuestros sueños compartidos; están en cada marcha, en cada paro, en cada piquete. Ellos nos convocan a redoblar los esfuerzos por la unidad de quienes aún sostenemos la utopía. Ellos, nuestros entrañables camaradas detenidos desaparecidos aquel 20 de mayo de 1977 nos exigen renovar el compromiso cada día para construir la alternativa política de oposición al sistema. En el camino que nos enseñaron, marchamos con alegría para ver nacer al Hombre Nuevo, para construir la sociedad Socialista. Nora Podestá

SECUESTRO EN PLENO EZEIZA  Las dos manos del Cóndor

Página/12 revela por primera vez el increíble caso Stoulman, un chileno vinculado a las finanzas comunistas desaparecido en Buenos Aires. Cómo colaboraban la inteligencia chilena y la argentina en la dictadura.

Jorge Rafael Videla, que en 1977 llevaba sólo un año como presidente de facto de la Argentina.

Augusto Pinochet Ugarte, ex presidente de Chile. Necesitaba que la operación fuera en Bs. As.

 

 

 

Aeropuerto de Ezeiza, domingo 29 de mayo de 1977. El avión de Braniff procedente de Santiago de Chile detuvo sus motores en una pista lateral. Ante los agentes de seguridad que rodeaban la escalerilla, los pasajeros descendieron, documentos en mano. Por última vez en su vida, Jacobo y Matilde Stoulman sintieron el roce del viento que alborota el pelo en los aeropuertos. Abajo, cuando presentaron los pasaportes su suerte quedó sellada: en un movimiento casi imperceptible para los demás pasajeros, fueron conducidos a un automóvil que partió de inmediato. Comenzaba así el caso más misterioso del Plan Cóndor, pieza clave de un operativo criminal a ambos lados de los Andes que compromete directamente a Pinochet y Videla.  

A los 43 años Jacobo Stoulman Bortnik era, paradójicamente, el menos anónimo de los personajes. Sin militancia política, inteligente y seductor, en sólo ocho meses su empresa Cambios Andes había captado a los más codiciados inversores, en particular los de la comunidad judía. Estrella en alza del mundo financiero, Stoulman no podía ser secuestrado en su país sin que se armara un escándalo. La DINA chilena, la poderosa central de inteligencia de Manuel Contreras que asesinó a Orlando Letelier en Washington, buscó la captura por el golpe político y por el rédito económico. La policía secreta sabía que Stoulman manejaba los dineros de los grandes inversores locales, los suyos propios y los que el financista chileno-húngaro Klein pudiese haber enviado a través de Cambios Andes para el Partido Demócrata Cristiano y el ex presidente Eduardo Frei Montalva.

Además, había detectado que el cambista  sería el intermediario de un operativo financiero del Partido Comunista chileno para ingresar al país fondos que rearmaran su estructura. Efectuar el secuestro en Chile podía arriesgarlo todo. Entonces entró en acción el Plan Cóndor que, como todos los de la conexión chilena de la coordinación represiva en el Cono Sur abundaba en misterios. En el caso Stoulman la inteligencia operó para demostrar que el matrimonio había proseguido tranquilamente viaje a Montevideo, versión que dio oficialmente a la cancillería chilena en un cable firmado por Videla y luego, inexplicablemente extraviado. Junto a ello se desplegó una acción psicologica. El boca a boca -en especial el dirigido a la comunidad judía- travistió a Stoulman en una suerte de demoníaco Graiver chileno, que traficaba fondos recolectados en secuestros subversivos en aras de la célebre conspiración judeo-bolchevique apátrida y que, por supuesto, estaba relacionado con el caso Graiver-Montoneros. Instalada esta versión, que justificaba así su secuestro por los militares argentinos y liberaba a la DINA de toda responsabilidad, nadie  -salvo sus hijas y un hermano de Matilde- osó reclamar por su suerte. Menos aun los grandes financistas, cuyas inversiones habían sido prolijamente detectadas por la DINA.

Revelaciones

  En realidad, el cerco había comenzado a cerrarse sobre los Stoulman 13 días antes de su viaje. El 16 de mayo, al capturar en Bs. As. al responsable de finanzas del PC chileno aquí, Ricardo Ramírez Herrera, el Cóndor lanzaba un operativo que incluyó el secuestro de diecinueve  personas, de las cuales sólo sobrevivieron tres. En la capital argentina fueron desaparecidos, además de los chilenos, nueve militantes del PC argentino. Recién ahora, al esclarecerse el caso Stoulman, aparece el vínculo entre todos estos crímenes. Según ha reconocido últimamente el PC chileno, hacia fines de 1976 y con el objetivo de trasladar a Chile fondos provenientes del exterior había organizado un complejo mecanismo cuyo nexo sería, precisamente, Jacobo Stoulman. El nunca supo el origen ni el destino que tendrían esos dineros, relató el dirigente comunista Carlos Toro, quien estimó en un millón de dólares la suma que aquél recibió. El plan incluía el viaje del joven economista suizo-chileno Alexei Jaccard, residente en Suiza, a quien Ramírez Herrera instruiría en Bs. As. Pero sólo se cumplieron los pasos iniciales. Según Gladys Marín, secretaria del PC trasandino, el operativo había sido infiltrado por la DINA en Europa.

El Cóndor vuela

Los movimientos de la inteligencia fueron precisos e implacables. El 15 de mayo Alexis Jaccard desembarcó en Ezeiza y se alojó en el Hotel Brístol. Fue secuestrado. El 16 por la noche, un grupo represivo que llevaba a Ricardo Ramírez Herrera irrumpió en el departamento de quien lo alojaba, el comerciante argentino Marcos Leder, de 70 años, a quien secuestraron, raptando luego a su hijo Mauricio. Los tres desaparecieron. El 17, cerca de mediodía, Mario Clar, militante del PC, fue levantado por policías que lo liberaron luego. Pasada la medianoche, fue secuestrado junto con su hijo Sergio, en el departamento de éste. Nunca se supo de ellos.  También fueron desaparecidos en esas fechas el chileno Héctor Velázquez Mardones y su empleador, el argentino Rodolfo Sánchez Cabot. El 20 de mayo por la tarde, un comando operativo que desde temprano vigilaba el local central del Partido Comunista de la Capital, ubicado en Callao y Sarmiento, secuestró a siete militantes que salían. Tres de ellos fueron liberados. Los otros cuatro  -Luis J. Cervera Novo, Ricardo Isidro Gómez, Carmen Candelaria Román y Juan Cesáreo Arano-  siguen desaparecidos. En Santiago de Chile, a las orillas del río Mapocho, apareció el 28 de mayo el cadáver de Enrique Ruiter Correa Arce, del aparato financiero del PC. El día 29 fueron secuestrados los Stoulman en Ezeiza. El 7-6-77 fue capturado en Santiago Hernán Soto Gálvez encargado de finanzas del PC chileno.   En esta secuencia delictiva abundaron las acciones de ejecución compartida. Agentes de los dos países participaron en el secuestro de Ezeiza y los ministerios de Relaciones Exteriores encubrieron todo el

Fecha de Colocación: 
Lun, 2012-01-30
Fecha de Fabricación: 
Lun, 2012-01-30
Javascript is required to view this map.
Etiquetas: